miércoles, 16 de septiembre de 2009
16 de septiembre de 2009
A 33 años.
No recordamos por el simple hecho de rememorar un pedacito de nuestra historia. No son figuritas, no son fotos inmóviles, no son mártires. Lo que retomamos (y debemos retomar) es su espíritu entero. De nada sirve evocar su nombre si no sentimos su lucha. Si no continuamos, en cada paso que damos, los pasos que ellos dieron atravezados por otras experiencias. Si no hacemos nuestra la convicción militante de dar lo mejor de nosotros por el niño hambriento, por el pueblo pobre y explotado. Con tan solo 15 o 16 años, en el apojeo de su adolescencia, tomaron el compromiso y entregaron sus mejores años y su vida a la más noble de las causas. Es en vano memorizar nombres, fechas, hechos... si no tenemos presente (y esto supera a la proclamación misma) que el mejor recuerdo que podemos hacer de nuestros compañeros es NO retroceder ni un paso cuando estén en juego nuestras convicciones, cuando nos quedemos solos y con todas en contra para no seguir adelante, cuando el horizonte parece tan lejano, es ahí cuando, ahora sí, sus nombres y cada uno de sus combates cala hondo en cada uno de nososotros. Recordarlos es no aflojar. Recordarlos es mantener la entereza siempre. Es no venderse por dos mangos. Es llenar con acción coherente las palabras vacías de los discursos. Saber que ellos fueron lo mejor que parió nuestro pueblo, ellos eran tan solo eso: hijos del pueblo. Los más lúcidos, poseedores de una noción del principio ético revolucionario de otra época, de otros tiempos; y fueron militantes de las bases, por sobre todas las cosas.
Recordar es continuar.
Mantenerlos vivos: en los hechos.
Y para ellos, este grito, "su" grito:
Libres o muertos, jamás esclavos
¡Patria o Muerte!
Venceremos.
ARTA ABIERTA A MARÍA CLAUDIA FALCONE
A TRES DÉCADAS DE SU ÚLTIMO COMBATE
“Aquí,
en los naufragios de setiembre,
la vida caudalosa monta guardia”
Armando Tejada Gómez
Treinta años después de vos poco queda del mundo que conociste. Aquel, bipolar, que por mandato del General nos encontró No Alineados (te acordás de Ho Chi Minh preso de la URRSS por no ser stalinista, te acordás de la soledad del Che en la Quebrada del Yuro?). Ese universo binario (Guerra Fría de Oriente y Occidente, consignas de Patria y de Muerte). Este otro tiende a la multipolaridad (Berlín ya sin Muro, Unión Europea, MERCOSUR). Y merced a la Revolución Tecnológica se acerca cada vez más a la utopía Mc Luhaniana de la Aldea Global. De todos modos, como canta Sabina, aún conviven “fibra óptica y ladilla”. La principal potencia del planeta, por arbitraria, beligerante y falaz, se ha vuelto patética. Aún así, nadie le cree pero pocos la enfrentan resueltamente (como Irán, Corea, Cuba o Venezuela). Salvo intentos parciales -como el Foro Social de Porto Alegre- el mundo periférico todavía no ha vuelto a coaligarse. Es notable -resumiendo- la soledad de los pobres.
En este sur aguantamos varios Tsunamis: En los 80s, el de los oligarcogenocidas que casi nos dejan sin rebeldes; en los 90, el de los neoliberales que rifaron el Estado Nacional cantando La Marchita; y en los albores del Siglo XXI, el de los progres que barnizan el capitalismo salvaje con su buena onda. De resultas que el remanente de lo que ayer llamanos Argentina -con un norte amenazado por las fronteras flotantes y las iglesias electrónicas, y un sur disputado por Benetton y Ted Turner- se reduce a una entelequia mediática de sesenta cuadras en torno al Obelisco.
Lo peor de todo es que el mismo movimiento que surgió para clausurar la Década Infame, dio a luz otra semejante, cuyas consecuencias aún intentamos desmontar. Andá a silbar hoy La Marchita a algunos de los barrios diezmados de extramuro, andá a pedirle a un pibe que se excite con la mística revolucionaria que conoció el peronismo… en este presente módico al que muchos militantes aceptan como estación terminal de sus anhelos. Primero se rediseña con sangre la economía, después se rediseña con mediático empeño la Historia. De modo tal que hoy el desaparecido 30.001 es el pensamiento estratégico. Se ha desmontado -con saña y por décadas- la dialéctica de causa- consecuencia, el sentido de los hechos que construyen el presente. No concebirías, con tu lógica de otrora, que hoy educarse constituya un acto revolucionario de primer orden.
En tu caso, por ejemplo, en el sitio web www.politicaydesarrollo.com.ar he leído a ese Almirante Zaratiegui que le niega a Estela Carlotto el mismo nieto que el enfermero que asistió a ese parto confirma, recriminando la versión que te describe como una inocente Caperucita Roja que el lobo se tragó... A vos, que como tus captores supieron, fuiste tan “subversiva y apátrida” como el resto de tus compañeros. Y es que aún quedan “incautos” capaces de suponer que aquella adaptación fílmica que los bautiza “perejiles” cuenta con el beneplácito de los que aún no nos bajamos los lienzos... Lo que el poder no tergiversa, Claudia, lo escamotea; como al compromiso inviolado con que los ex guerrilleros nos avinimos al orden constitucional, mucho menos ventilado que la autocrítica uniformada. “Perejil” justo vos, hijita del Aramburazo que a la liberación sacaste sólo boleto de ida. A vos, a quien una cultura de la postración vincula exclusivamente con el Boleto Estudiantil Secundario, omitiendo las “cañadas” de la UES contra conspicuos matones de Las Tres A (como si avergonzara haber enfrentado resueltamente a los que vendieron la Nación).
En controversia reciente con un ex primer mandatario, el Presidente ha convertido a 30.000 en una cifra de mártires, lo cual -en un país mayoritariamente católico, apostólico y romano- equivale a considerarlos víctimas inocentes de una violencia arbitraria. Aún a aquellos que salieron a matar o morir por una Patria Justa, Libre y Soberana. Hace poco escuché la entrañable recopilación de canciones primerizas del trovador cubano Silvio Rodríguez. En uno de esos temas el cantautor entona “no tengo que cerrar los ojos para ver...” en alusión a la precarización de la vida cotidiana que el bloqueo imperial impone a los suyos. Y el que escribe esas líneas tiene en ese entonces apenas 20 años. A veces me pregunto cómo es posible tan temprana claridad. Y suelo responderme que sólo es posible con una vigorosa Revolución detrás. A menudo los pibes se preguntan cómo es posible concebir, en un país de semejante complejidad, revolucionarios de 15 años. En consecuencia respondo que -lisa y llanamente- no es posible. Sin una heroica resistencia peronista de 18 años por detrás, y una ofensiva popular masiva al grito de “Luche y Vuelve”.
En conclusión, hermana, no constituyen mayoría los pueblos que hoy apuestan a una versión más humana de este sistema inhumano. Y lentamente cuaja en Nuestra América la convocatoria bolivariana a inventar un Socialismo para el Siglo XXI. No porque se le ocurra al Cdte. Hugo Rafael Chávez Frías, sino porque Stalin no merece llevarse a la tumba esa utopía.
El odio, María Claudia es un sentimiento con mala prensa. Pero ha dicho el Che que “un pueblo sin odio no puede vencer”. Sabido es que, inaugurada esta democracia formal, los beligerantes contra el régimen defacto renunciamos a toda acción directa. No hicieron lo propio los esbirros de la oligarquía económico-financiera: Violaron y aplastaron en Catamarca a una jovencita y después se guarecieron entre sus jueces; patearon hasta la muerte a un conscripto y lo ocultaron en sus cuarteles; lincharon a un ricotero en comisaría porteña; fusilaron a un seminarista rosarino en el techo de su merendero; e hicieron lo propio con un artista plástico y un ladrillero en la Estación de Avellaneda… pero cierran filas para que la ley no castigue a los ideólogos de esos hechos. Gendarmes pertrechados contra los pobres entran en acción a diario en parajes donde la prensa “nacional” no llega (o decide no llegar). En resumen, que no renunció a la lucha armada la vieja oligarquía. Y que esto constituye la prueba más palmaria de que nunca tuvo dos demonios la Argentina. Aquí no se habla del odio que deviene venganza, sino de la furia que se torna memoriosa energía creativa. Con miras a construir mayoría, para que un mañana justo ya no cueste más vidas.
Evita lo sabía, Clau, los que menos tienen son los que más dan: Ante un Estado diezmado emergió vigoroso tu Pueblo de siempre, multiplicando el voluntariado solidario a lo largo de la Patria. Montando merenderos, salitas de guardia y consultorías jurídicas gratuitas, huertas comunitarias, fabricas recuperadas, y los más diversos microemprendimientos. Porque, como dijo Ernesto Cardenal, el sacerdote sandinista: El Pueblo nunca muere.
La taba está en el aire, compita de los bellos días. Y en tanto gira, Johanna se refugia en un cyber de Mendoza para huir del bardo familiar, y me escribe un mail donde expresa que desearía ser vos. Nahuel, a sus doce, cuida sus cotorritas en Puente de Fierro a la espera de dedicarte un poema a viva voz el próximo 16; y Lucas, a sus catorce, rebobina en La Aceitera una película que te nombra, para entender de una vez. En resumen, mi dulce interlocutora, que ni vencimos aún... ni esta dicha la última palabra.-
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Tu hermano Jorge,
que siempre extraña nuestras charlas.
Y aquella risa que no cesa
Agrupación Carlos Fuentealba
CORRIENTE POPULAR POR LA LIBERACIÓN
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